«Cuando rueda el balón, algo pasa en el campo que va más allá del juego, la táctica y la afición.
Son las emociones las que en cada escenario invaden la mente del jugador, la soledad del portero del equipo que gana por siete a cero, la obsesión con la red del cautivo delantero, como la de Torres, recién goleador centenario, su alegría al marcar en la Eurocopa rompiendo aquel calvario y haciendo a España campeón la confianza en él de Luis Aragonés, quien hoy brinda las victorias sobre el cielo del Calderón.
La valentía del árbitro que anula un gol a cara o cruz, la indignación de Helguera frente al mal recordado Al-Ghandour. La ilusión rebosa en el central que sube a rematar un balón parado, un aplauso que suena sincero y resignado, como el de la afición del Bernabéu a Ronaldinho y al filo, habita la duda de subir del lateral rezagado, la seducción en el regate, la gambeta, que hacen del defensor un espectador de magia que ve venir el desastre cuando el balón pasa entre sus piernas.
Noventa minutos donde el espectáculo ofrece tragicomedias júbilos y sufrimientos,
recuerden que este deporte no es solo fútbol, es fútbol con sentimientos»