Hace unos días, asistí a un clinic de fútbol femenino. En el mismo, uno de los ponentes, mientras argumentaba que el fútbol era fútbol, insistió en que el fútbol masculino y el fútbol femenino eran muy diferentes, claramente distintos. En su disertación, aportó múltiples evidencias para sostener y respaldar su teoría. Hoy, casualmente me enfrento a este artículo intentando dirimir cómo es el fútbol base en fútbol femenino y solamente tengo una palabra polisílaba y llana para responder: inexistente.

Debemos centrar nuestros esfuerzos en visibilizar referentes y en dotar, en el presente, a las futbolistas de los mejores y más avanzados recursos y herramientas en beneficio del fútbol femenino. Los hitos de hoy, los récords, logros y legados, como en el día de su retirada nos aconsejó Abby Wambach, deben ser superados porque así tendremos la más absoluta certeza de que lo estamos haciendo bien.

Abby Wambach confiesa abusar de alcohol y drogas

¿Debemos quedarnos con todo lo anterior? No, otra vez no. Mientras esta tarea consume todo nuestro empeño, trabajo y aliento, estaremos consiguiendo aumentar la presencia de las niñas en el deporte. Lo que inexorablemente se traducirá en un aumento irrefrenable, regular y progresivo de la cantidad de fichas federativas de fútbol femenino. A su vez, esto conllevará la apremiante y urgente necesidad de categorizar el fútbol femenino. ¿Consecuencia? Capacidad para poder trabajarlo y entrenarlo atendiendo a sus características intrínsecas y propias y así dar respuesta a la pregunta que abre este artículo.

¿Cómo debería ser el fútbol base en fútbol femenino? Aquella herramienta que dote de capacidades deportivas a las niñas para que en el futuro sean las futbolistas que sueñan ser. Pero no solamente eso, también se les educará en la inclusión y en la igualdad, haciéndoles ver que no se deben perder nada de este mundo por ser niñas.

La cantera femenina, en constante evolución | Sevilla FC

¿Cómo debería ser el fútbol base en fútbol femenino? Pues adaptando este deporte a sus etapas evolutivas, comenzando con jornadas no competitivas donde primen la convivencia y los resultados no cuantitativos. A medida que esta generación irá creciendo, aumentará la capacidad de aprendizaje y la exigencia llegando a introducir, poco a poco, la competición. El siguiente y penúltimo paso, coincidiendo con la entrada en la adolescencia, será la competición pura con ligas por categorías para dar paso al último escalón: la consecución de un fútbol femenino profesional categorizado en su totalidad.

El Villarreal Femenino sonríe ante un rival directo (3-1) – Web Oficial del Villarreal CF

Pero nada de esto ocurrirá si los entrenadores y entrenadoras que ocupan los banquillos del fútbol femenino no han recibido la suficiente formación al respecto y no sólo con respecto al plano táctico o técnico, también en lo concerniente a la fisiología, fisionomía, lesiones recurrentes o psicología deportiva.

Cuando una da un paso, lo damos todas. Cuando el fútbol femenino termine de abrirse paso en la base, se abrirá paso realmente en la sociedad.