El evento más importante del fútbol sala tuvo lugar este pasado fin de semana en Granada, la Copa de España, pero no vamos a hablar del campeón, vamos a hablar de la organización y la desidia de unos organizadores que además de no tener ningún tipo de consideración con nuestro deporte, tampoco tienen autocrítica.
Esta copa de España pasará a la historia por muchas cosas. La primera de ellas es gracias a la tercera copa conseguida por Jaén; la segunda es gracias a la afición (amarilla y azulona sobre todo) que acudió en masa a ver a sus equipos y a disfrutar de lo que más les gusta; la tercera es por el desastre organizativo. Ha sido la copa de España anunciada con menos fecha de antelación, las entradas salieron a la venta una semana antes del inicio del torneo y la zona fan y la promoción del evento por las calles de Granada fueron nulas.
Vivimos en la época de las nuevas tecnologías, las nuevas plataformas de contenido audiovisual y, en definitiva, una brutal competencia que hace que la única forma de no hundirte es ofrecer un producto vistoso y de calidad. Visto así, podemos pensar que no es una tarea excesivamente complicada, solo se trata de trabajar pues el fútbol sala es atractivo de por sí. Es cierto, pero LNFS y RFEF están más pendientes de tirarse los trastos a la cabeza, lanzarse pullas y de mirarse el ombligo en lugar de remar todos juntos hacía una misma dirección. La LNFS cobra cinco euros por una retransmisión sin comentaristas y no hay que olvidar que si quieres que algo crezca lo primero que debes hacer es ofrecerlo de forma gratuita (lo que siempre hemos conocido como lanzar el anzuelo). Por otro lado, la RFEF ha conseguido que su evento más importante sea objeto de burla y de memes en lugar del reputado evento que antaño fue, aunque es cierto que esta vez tuvieron la decencia de entregar las medallas personalmente.
Para entender esta desastre hay que conocer que es lo que está pasando y porqué hay dos asociaciones distintas. Los clubes no estaban demasiado contentos bajo el mandato de la LNFS, que era la encargada de controlar todo lo relativo al fútbol sala. En ese momento de descontento y de pensar que el futbol sala era un barco a la deriva, apareció Luis Rubiales como el gran salvador del futbol sala, el nuevo mesías, y con el ofrecimiento de que bajo el mandato de la RFEF todo iría a mejor y que el futbol sala, por fin, ocuparía el lugar que le correspondía, no solo por lo que representaba como deporte sino por lo que sus aficionados y clubes se merecían.
Muchos clubes, la gran mayoría, se posicionaron del lado de la LNFS y otros pocos del de la RFEF. Se llegó a un acuerdo en el que la liga era propiedad de la LNFS y la RFEF se quedaba con la organización de la copa de España y la copa del Rey. Esto pasó hace ya unos años y, sinceramente, ni unos ni otros han estado a la altura de las expectativas puestas en ellos. En ese acuerdo, la LNFS se comprometió a que si el día 30 de junio de 2023 no profesionalizaba el fútbol sala, desaparecería y la RFEF lo absorbería todo.
El refranero español es muy sabio y dice que ¨más vale malo conocido que bueno por conocer¨ y la verdad es que no estoy seguro de que organización quiero que dirija lo que más me gusta. Se presenta un escenario convulso para el fútbol sala, a la LNFS se le acaba el tiempo, ha tenido años para trabajar y no ha hecho nada y la RFEF es más de lo mismo, los aficionados a este deporte estamos desamparados y desprotegidos.
Personalmente me da pena ver en lo que se ha convertido esta deporte. Me considero un ávido oyente y consumidor de programas deportivos de radio y televisión y han pasado de comentar resultados y hacer alguna que otra entrevista a que no se hable nada de nada y si se hace, sea para disparar al corazón del aficionado.
El pasado viernes camino a la universidad iba escuchando Radio Marca y oí que decían ¨se está jugando la copa de España de futbol sala¨, he de admitir que me emocioné, pero acto seguido dijeron que estaba pasando desapercibida. Tras eso, dijeron los resultados de los partidos que se habían jugado la tarde anterior (no comentaron ni los goleadores ni los mejores jugadores ni nada por el estilo) y lo siguiente que hicieron fue poner unas declaraciones del señor Javier Lozano (presidente de la LNFS) más propias de una discusión de una barra de bar que de la institución a la que este señor representa.
Tras escucharlo, me sentí Gabriel García Márquez y me di cuenta de que vivimos en su ópera prima crónica de una muerte anunciada. Son tantas las veces que hemos avisado que esto iba a pasar que ya no nos duele, pero debo confesar que ver que mi deporte ha quedado relegado a que no se hable de él nada más que para decir cosas malas y perjudiciales para el mismo, hace que se me erice la piel.
Ahora me vais a permitir que hable desde el sentimiento amarillo que me invade. Como cada evento en el que Jaén está presente, la marea amarilla se desplaza en masa. A los cuartos de final acudieron en torno 4500 personas; a las semifinales acudieron más de 5000 personas y en la final pudieron estar unas 6000. La excusa de la cercanía con Granada no vale, la hemeroteca está ahí y demuestra que Jaén se desplaza en masa a cualquier rincón de España sabiendo que, muy probablemente, su equipo no va a ganar el torneo. Mención especial merece también la marea azulona.
Si digo esto es porque quiero llegar a la conclusión de que el fútbol sala es capaz de generar sentimiento de pertinencia y amor a unos colores. Quiero que entendamos que la afición mantiene vivo a este deporte y que solo necesitamos un poco de ayuda de las entidades pertinentes y nosotros haremos el resto. LNFS, RFEF, equipos y afición remando todos juntos en una misma dirección y por un mismo objetivo.
Finalmente, quisiera dar la enhorabuena a toda la marea amarilla por la consecución de su tercera copa de España.