Árbitras vs. Machismo.- Sobran datos para afirmar que seguimos viviendo en una sociedad machista en la que la igualdad entre hombres y mujeres es un objetivo todavía sin conseguir. Imaginen pues lo que puede ser arbitrar un partido de fútbol para cualquiera de nuestras compañeras y es esto lo que trataremos de explicar a continuación.
La extrema violencia que sufrimos los árbitros se ve acrecentada, en el caso de las mujeres, por la violencia machista con la que se expresan muchos de los aficionados que pueblan las instalaciones deportivas cada fin de semana. No hay más que acudir a un partido arbitrado por una compañera para cerciorarse de las aberraciones que están obligadas a soportar.
Y es que esta violencia sexista está muy aceptada en el mundo del fútbol, es habitual ver cómo la gente ríe las gracias a estos homínidos que utilizan expresiones del tipo: “Deberías estar fregando en tu casa”, “lo que tienes que hacer es casarte y dedicarte al hogar”, o ya más burdas como las que encontramos en algunas de nuestras publicaciones y que aquí enlazamos:
“Voy a seguir insultándote hasta que llores y te vayas a tu casa a fregar” (Sevilla).
“Los únicos palos que puedes agarrar son de fregonas y de pollas” (Cádiz).
“Vete a casa a limpiar y cásate” (Melilla).
“Solo sirves para comer pollas” (Granada).
“Vete a fregar con tu puta madre” (Córdoba).
“Una niña de 14 años deja el arbitraje” (Asturias).
“6.000€ y 2 años de sanción a un aficionado por insultar” (Alicante).
Estas noticias que hemos podido publicar son la excepción a la regla que siguen nuestras compañeras de no hacer constar nada en el acta. Agradecemos a estas valientes árbitras el haber dado el paso a denunciar públicamente en sus actas las salvajadas y barbaridades que se les dice en los partidos.
¿Cuál es la razón por la que nuestras compañeras no hacen constar estos insultos en las actas y asumen que deben escucharlos en sus partidos?
Pues la misma que para los hombres, lo importante es el partido y salvo agresión que imposibilite el seguir arbitrando, el partido debe continuar. No es una obligación que figure por escrito pero sí una directriz por todos sabida. Aquel árbitro que se ponga a suspender partidos por insultos, por muy graves que sean, no durará ni un mes en su comité territorial.
La situación de la mujer dentro de los comités es complicada: Hay pocas, las pruebas físicas son duras y, al equipararse a las de los hombres en categorías nacionales, cuesta mucho conseguir árbitras que lleguen a categorías superiores. Por si esto fuera poco, conviven con más violencia que ningún otro árbitro y nadie se ha molestado en indagar en este problema o intentar buscar una solución.
Dentro de unos años veremos a estas pioneras como heroínas capaces de abrir un camino por el que muchas pasarán, un camino muy duro en unos tiempos en los que arbitrar era sinónimo de peligro, de insulto, de amenaza, de convivir con el más absoluto de los machismos. A todas esas mujeres árbitras, gracias.
