Voy a pedirle al lector que echemos la vista atrás al pasado. A un tiempo en donde no había fútbol ni los viernes ni los lunes, en donde el groso de la jornada se jugaba en un único horario, y ver un partido de tu equipo por televisión te salía por la friolera de 12 euros cada uno. Esta era la situación del fútbol español hace menos de 10 años y que hoy en día se antoja casi como una utopía. Piénsalo, aunque muchos sufrimos cuando nos llega la factura del canal de pago todos los meses, el precio que pagamos por el fútbol actualmente es una broma comparada con el que pagabamos en 2008. 12 euros era tal palo, que todos los aficionados rezaban porque su partido se emitiese en abierto (el cual se emitía por las autonómicas y por TVE en las Comunidades que contaban con televisión pública, hasta la llegada de La Sexta), el cual solía ser uno de los mejores partidos de la jornada. Las plegarias no solo se limitaban al partido en abierto, ya que el choque del domingo a las 21:00 de Canal + también era una buena oportunidad para ver fútbol gratuito. Si, había que pagar la cuota mensual, pero tenías garantizado cuatro partidos al mes de Liga, alguno de Champions y de ligas extranjeras, y una buena película de vez en cuando. Los 12 euros que costaba un partido por la Taquilla del Satélite Digital no te daba derecho a nada. También estaba la opción de ir al bar, pero te acababas gastando en bebida mas de lo que costaba el partido. De esta forma los partidos del sábado y el domingo por la noche era el único fútbol que un aficionado podía ver sin tener que vaciar su cartera, lo que les convertía en partidos especiales.

El partido en abierto y el partido del Plus no solo tenían el gancho de ser el «partido gratuito» tal y como ocurre hoy en día en donde TVE retransmite uno de los partidos que a Movistar le sobra, sino que solían ser de los mejores partidos de la jornada. Por lo general eran auténticos partidazos y englobaban a todos los equipos. Si, Madrid y Barcelona solían tener un poco de preferencia, pero las televisiones no trataban de vendernos un Real Madrid-Almería como el súper partido en exclusiva de la semana. Sin embargo, el PPV solo acaba cediendo parte de los mejores partidos. Es decir, puede que la ida del clásico se puediera ver gratis por Telemadrid/TV3, pero para ver la vuelta si que habría que pagar la talegada. Un caso como este es lo que podríamos considerar un día especial en el que tirabamos la casa por la ventana. Durante la mayor parte de la temporada podíamos sobrevivir siguiendo los partidos por la radio (cuando Pepe Domingo Castaño aún celebraba los goles pidiendo un purito) o viendo solo un rato en algún local, pero había partidos que eran y siguen siendo especiales, y que merecían ese sacrificio de los 12 euros del PPV. Para ello, teníamos que conectar el cable telefónico a la parte de atrás del terminal, el cual se encargaba de comprar el partido mediante una llamada (vamos que aparte de los 12 euros tenías que pagar la llamadita). Siempre era recomendable hacer esto el día antes o la mañana previa al partido, ya que era fácil que la centralita se colapsase por las llamadas. Después de tanto sacrificio, uno solo podía esperar que su equipo no le fallase, y por desgracia eso ha pasado mas de una vez. 

 

Realmente siento si algún lector se ha ofendido, ya que no todo el mundo puede permitirse los 30 euros mensuales que suele costar mas o menos una suscripción a un canal de fútbol, pero si comparamos los precios de hoy con los de hace apenas unos años, el fútbol se ha vuelto mas accesible que nunca. Eso es indiscutible y supongo que es algo que todos los aficionados soñabamos con tener algún día. La oportunidad no solo de ver a nuestro equipo cada semana, sino el resto de partidos que nos apetezca. Ya no estamos sometidos a esos dos partidos que nos dejaban ver, sino que lo que no vemos es porque no nos apetece. En cambio, no puedo evitar mirar con nostalgia esa época en la que después de comer con la familia, encendías la radio para escuchar los partidos de las 17:00, y aunque no podías ver el partido, lo disfrutabas tanto como si lo estuvieras haciendo.