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Ayer era un nuevo día para creer, para soñar, un día para mostrar el verdadero nivel en el que se encuentra nuestro fútbol femenino, y se hizo, ¡vaya si se hizo!
Durante la fase de grupos hubo algunas dudas, tal vez su mejor partido había sido ante Alemania en detrimento del resultado final. El de ayer era el momento para dar el golpe en la mesa. Algunas portadas de prensa mostraban mensajes como «a ilusión no nos ganan», y que verdad…Ni a ilusión, ni a ganas, ni a orgullo. Pero en ese 24 de junio que siempre se recordará, toda España, todo el mundo, pudimos ver que a juego, a fútbol, tampoco nos ganan.
EEUU estaba frente a las nuestras, la potencia del fútbol femenino mundial, la Selección nº1 del ránking, la referencia y el espejo de este deporte. Llegaban con un promedio goleador que daba miedo, pero nuestras soñadoras no temen a nada. Unos minutos en los cuales las americanas metían el miedo en el cuerpo con sus ataques, ninguno de ellos fue efectivo, ya que el seguro Paños, estaba bajo palos. Un penalti justito fue el que hacía el camino cuesta arriba. Pero no contaban con que en nuestras filas se encontraba una leona que no da un balón por perdido, la pequeña Lucía García, quien propinó un error defensivo que acabó con la magia de Jenni enviando un balón a la escuadra. El sueño continuaba, y nuestras jugadoras apretaban a las americanas. Los duelos veloces y técnicos Rapinoe-Corredera, Leila- Heath, una maravilla para el espectador, la muralla formada por Irene- Mapi, la cual fue asaltada en pocas ocasiones. La brújula que guiaba cada jugada formada por Vicky- Torrecilla (la primera,todo coraje,aguantó con un ojo inflamado, hasta que no pudo más). La visión de juego y control de Guijarro-Alexia. La lucha incansable de Nahikari y Mariona, la velocidad de Falcón. Todo en conjunto hizo que la todopoderosa EEUU tan solo fuera capaz de doblegar a España desde el punto de penalti. Porque nuevamente, en el 70, cuando mejor imagen estaba dando España, la colegiada señaló un penalti más que dudoso que acabó con el sueño, que no con las ganas, porque las nuestras no dejaron de intentarlo hasta el pitido final, y a punto estuvieron de conseguirlo.
El sueño acababa de la manera más inesperada, pero el baño de realidad para ambos conjuntos, fue lo más importante. EEUU se encontró con una selección española que mostró estar a un nivel cercano al suyo, en momentos, superior. España pudo ver que no está tan lejos de las grandes potencias, que el avance es real.
Pese a la derrota, a las lágrimas por haber caído de esa manera, su sonrisa también se dejaba ver, la felicidad en sus palabras, conscientes (aún no del todo) de lo que han logrado. Como bien dice la canción dedicada a estas «SOÑADORAS» se iluminaban sus rostros sabedoras del gran trabajo realizado, del campeonato en el que han seguido escribiendo la historia. Han logrado tener pendiente a todo un país, un país en el cual el fútbol femenino ha permanecido en la sombra muchos años, y esa es la gran victoria. Presentes en todos los medios, muchísimas personas esperando su llegada en el aeropuerto, porque sois el orgullo de todo un país. Tal vez ahora duela, pero el tiempo ( y no será mucho) será el que os haga ver lo que habéis logrado.
En 2015 con Canadá, una generación (de las cuales algunas permanecen) comenzaba a hacernos soñar, una generación que daba un golpe en la mesa y se plantaba ante las injusticias que estaban viviendo y que no se querían dejar ver la luz. Que se plantaban por su futuro y por el del fútbol femenino español. Así que, a esas 23 guerreras un GRACIAS ETERNAS.
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Este 2019 algunas de ellas volvían a vivir y disputar un Mundial, otras debutaban, todas ellas con la ilusión de quien cumple un sueño. Una generación con la cual hemos vuelto a soñar. Paños, Lola, Sun, Torrejón, Celia, Irene, Ivana, Pereira, Leila, Mapi, Corredera, Torrecilla, Meseguer, Vicky, Guijarro, Alexia, Aitana, Amanda, Lucía, Jenni, Nahikari, Mariona, Falcón. Y también al seleccionador y su equipo, GRACIAS INFINITAS por llevar este deporte tan lejos. Sois nuestro orgullo.
Yo, como ex jugadora, me quito el sombrero ante lo que habéis logrado, con las 23 hemos jugado todas, col el alma, pero lo hemos hecho, porque con vosotras, nos sentimos representadas el resto, y vaya manera de hacerlo. Continuáis acercándonos el sueño que algún día todas soñamos.