Los IPods vuelven a estar de moda.  Una edición de 2004 del popular reproductor de música de Apple se vendió por 90.000 dólares en eBay, según un informe de Terapeak, una compañía que sigue tendencias en el popular sitio web.  La edición de 2004 tenía 30 gigabytes (GB) de memoria, un diseño exclusivo y en ese entonces, costaba US$349; a esa primera versión del reproductor de audio digital, que contó con seis generaciones, le sucederían las familias de iPod Nano (2005), Suffle (2005) y Touch (2007).  El análisis de Terapeak mostraba cómo varios modelos de iPods en buenas condiciones se estaban vendiendo muy bien, un iPod de primera generación de 5GB fue vendido por US$20.000, pero otros modelos también alcanzaron sumas considerables: una versión de 20GB se vendió por US$7.999 y otra de 10GB por US$2.500.  Nada mal para un viejo cacharro.
El actor principal del culebrón de este verano es galo, vive en Italia, se vende por 165 millones de euros, es un diamante puro y a algunos compradores la historia les excita.  Paul Pogba tuvo «otra gran temporada», en palabras de su agente Mino Raiola, quien ya ha empezado a engrasar la maquinaria alrededor de su representado y ha dejado claro que quien quiera fichar al mediocampista francés deberá poner al frente una importante cantidad de dinero.  A pesar de su desorbitado precio, Raiola asegura que alguno de los 6 o 7 grandes de Europa ya ha mostrado interés por su compra pero el niño mimado de Francia ha dejado de ser profeta en su tierra y sus actuaciones en esta Euro, no reciben el aplauso incondicional que presume en tierras italianas.
El Barça ya se autoexcluyo de esta frenética carrera, es un equipo demoledor sin él y para ellos, pagar más de 100 millones por un jugador que es bueno pero no indispensable, es una barbaridad.  El interés ahora es del Real Madrid, así como ocurrió con Mesut Özil, una de las revelaciones del Mundial de Sudáfrica o de nuevo en la Copa del Mundo en Brasil con James Rodríguez, bota de Oro del torneo, a Florentino Perez ya le brillan los ojitos y para nadie es un secreto su debilidad por la figuración o su obsesión por la venta de camisetas.  La Gazzetta afirmó la semana anterior que los blancos llegarían hasta los 120 millones de euros por fichar a un mediocampista que no es Casemiro, tampoco Luka Modric, ni Cristiano Ronaldo aunque tiene algo de todos ellos.
De un tiempo para acá, hablar de grandes fichajes es hacerlo con cifras de tres dígitos.  La llegada de los petrodólares, los astronómicos contratos de televisión y el desespero de algunos grandes clubes en horas bajas por recuperar su hegemonía han terminado por romper el mercado de fichajes cada verano y si ya el United ha abonado al Villarreal casi 40 millones de euros por Eric Bailly, este verano promete estar movido.  Pogba es escandalosamente bueno, de eso nadie tiene dudas, pero no se vislumbra en el suficiente liderazgo para ser seguido, no ofrece un rendimiento constante y aun no es el megacrack sobre el que pueda girar toda la estructura de un equipo.

 

Es probable que los IPods sigan siendo seguidos solo por los románticos, igual le puede pasar a Pogba.  El hombre llamado a convertirse en una figura mundial posee todas las cualidades físicas y técnicas para llegar al olimpo de las estrellas del futbol pero mientras no demuestre un rendimiento tan excepcional como constante y tenga una actuación sobresaliente en algún partido grande de verdad en el que el francés sea el hombre que conquiste la gloria en un escenario de máxima altura a través de su indudable talento individual, no a va a ser reconocido como tal.