Peñaranda, tras anotar el 2-0 ante el Sevilla.
Como si fuese un revulsivo, Adalberto Peñaranda llegó para suplir las bajas del equipo. Con el agua al cuello en el banquillo, José Ramón Sandoval apostó por la juventud, sin ni siquiera imaginarse lo que estaba por venir. Bastó con ver su debut para propiciar e incendiar de ilusión a la afición rojiblanca. Un diamante en bruto que ha roto cualquier registro que se ha puesto por delante, superando incluso la precocidad de Messi en su debut en Liga, allá en la temporada 2004/2005.

Cuatro goles en siete partidos desde su debut, para un jugador que con tan sólo 18 años ha sabido echarse el a la espalda, a pesar de la delicada situación que atravesaba por entonces el conjunto rojiblanco. La lucha, el coraje y el desparpajo mostrado han servido para ganarse la confianza plena del entrenador, así como de la afición, quien le considera como la principal arma para lograr la ansiada permanencia.

Aunque ello seguramente suponga un arma de doble filo. Su manera de despuntar ha propiciado que varios ojos del continente europeo se pongan sobre él. Como si un depredador esperando para atrapar a la presa más gustosa se tratase, los equipos grandes del continente europeo ya están al acecho esperando el final de temporada, para tentar a la joven perla venezolana. Veremos si el Granada logra retener a su nueva joya y durante cuanto tiempo, aunque ya se sabe quien manda y quien lleva el peso en el mundo del fútbol…




Artículo realizado por David Jesús García Leyva (@DavidGLeyva).