Rafa Benítez es el único entrenador capaz de que todo el orden que proyecta en el campo su equipo sea desorden fuera de él. Un meticuloso Rafa llegó al Real Madrid con el objetivo de imponer su filosofía cuya premisa es el orden táctico.

A día de hoy podemos decir que lo ha conseguido. Tras las dudas sobre el equipo  y su juego hoy podemos definirlo como un equipo equilibrado. Equilibrio que parte de la táctica a la que tanta importancia le concede Benítez. Se ha tardado en acuñar los conceptos tácticos pero una vez superado ese proceso el Real Madrid es impenetrable. Una base que sostiene un gran Keylor Navas que cuando el equipo falla, él lo sostiene. Los datos hablan por sí solos: El Real Madrid ha encajado en las siete jornadas de liga disputadas tan solo dos goles.


En base a este orden táctico ha conseguido no sólo que el Real Madrid sea el equipo menos goleado, sino también el más goleador. En propias palabras de Rafa Benítez “hacemos goles sin encajarlos”. El engranaje casi perfecto en la teoría: Un equipo defensivo y goleador a partes iguales. Con rodaje y si  no se erosiona es el inicio de un prometedor año.

Dentro del campo impera la armonía táctica y vemos cosas realmente prometedoras: un equipo solidario, con rotaciones y –si no fuera por las lesiones- muchas posibilidades. Sin embargo no todo va tan bien fuera del verde.

El Real Madrid con Rafa Benítez va líder en la clasificación sin embargo los debates parecen que estamos como mínimo –y con permiso del Granada- colistas en la clasificación. El orden que vemos en el campo no es tal fuera de él. Las declaraciones cruzadas de los dos líderes del madridismo – Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo– y del entrenador no son propias de una buena relación entre plantilla y cuerpo técnico, ni tampoco lo son de tan solo cuatro meses de trabajo juntos. Estas situaciones suelen ser más propias de un desgate temporal, algo que llama la atención a la vez que preocupa.

Nos encontramos frente a una dualidad en la situación. Por un aspecto la confianza debe de estar presente. El equipo funciona y da muestras de equipo fuerte e irrompible. Nos da esperanza y la continuidad necesaria. Sin embargo, por otro lado hay una fisura en las relaciones que nos genera dudas y que nos llevan a preguntarnos si se puede reconducir una situación que se está enquistando en el mundo del fútbol o si realmente en el Real Madrid pueden coexistir los egos con un entrenador que no los alimenta.