El fútbol británico siempre ha logrado dejar en los espectadores un cierto sabor a pureza. No solo porque fue en las islas donde se inventó este deporte, sino también por esos estadios con el público pegado a los jugadores, a esas aficiones que recorren todo el país para ver a sus equipos, la elegancia con la que presentan sus torneos,….Sin embargo esta belleza que transmite, muchas veces no se ve reflejada en el terreno de juego. Aunque a nivel de clubes Inglaterra es una de las mayores potencias del mundo, su equipo nacional irá a Francia el año que viene tras llevar 50 años sin ganar un solo título. Escocia lleva décadas sin jugar un gran torneo, mientras que en Irlanda del Norte (y aunque este fuera del reino británico también podemos incluir a la República de Irlanda) celebran con entusiasmo el solo hecho de llegar a la fase de grupos. En el completo olvido había caído Gales, que con solo una participación en un gran torneo, su único impacto en el fútbol actual era el de la presencia del Swansea y el Cardiff en la Premier League. Bueno, eso no es del todo cierto, ya que el nombre de Gales había comenzado a sonar de nuevo por ser el lugar de nacimiento de una serie de jugadores de gran talento, en donde destacan Ramsey y Bale. Gracias a esta remesa de jugadores, y a la ampliación del número de participantes en la Eurocopa, los dragones acabaron logrando un fácil pase para Francia 2016. Esta supondrá la primera participación de Gales en una Eurocopa y su segunda aparición en un gran torneo desde el Mundial de Suecia en 1958, cuya actuación queremos recordar hoy.

 

La clasificación de Gales al Mundial 58 no podía ser mas curiosa la verdad. Para ese año la FIFA había decidido darle una plaza a la zona de Asia-África para el Mundial, la cual se otorgaría a través de una serie de eliminatorias. Dicho torneo clasificatorio fue ganadado por Israel a pesar de no haber jugado ni un solo partido, debido a que por cuestiones políticas, todos los equipos con los que se cruzó se negaron a enfrentarse a él. Visto el fracaso que había supuesto esta fase de clasificación, la FIFA declaró que nadie podía ir al Mundial sin haber ganado al menos una ronda previa. Israel debería enfrentarse contra algún equipo eliminado del resto de fases, y después de que Uruguay e Italia declinaran la invitación, Gales se hizo con el boleto para jugar esta especie de repesca, la cual ganó con facilidad. Dirigidos por Jimmy Murphy (el hombre que sustituyó a Matt Busby en el Manchester United mientras este se recuperaba del accidente de avión en Munich), y con el delantero de la Juventus John Charles como gran estrella, Gales estaba dispuesta de dar la sorpresa en una fiesta a la que no había sido invitada.

Si somos sinceros, el papel de Gales no ofreció el fútbol mas atractivo, pero si uno bastante efectivo que le permitió llegar a los cuartos de final en donde se cruzaron con la que sería la campeona Brasil. Gales tuvo la mala suerte de caer en el grupo del anfitrión, Suecia, aunque la realidad era que quedar segundo de grupos era una opción mas que factible al coincidir con la débil México, y una Hungría que no era ni mucho menos la de 1954. Precisamente Gales comenzó el torneo con los húngaros, y no podía hacerlo de peor forma después de que a los 5 minutos, Bozsik adelantaba a Hungría. Charles empataría para Gales pocos minutos después y el marcador no se movería. Estaba claro que Hungría y Gales debían ser los que se batieran por la segunda, y tras este empate ninguno de los dos se podía permitir fallar. En el segundo choque Gales fracasó estrepitosamente al empatar con México, la cual logró empatar el tanto inicial de Allchurch con un agónico gol en el 89. Hungría había caído contra Suecia, pero el pinchazo ante los aztecas obligaba a Gales a lograr algo positivo contra el equipo anfitrión. El sistema del torneo permitió llegar a Gales con mas opciones de las que contaría hoy en día. Primero, al puntuarse las victorias con tan solo dos puntos, un empate no era algo tan negativo como hoy en día. Segundo, el goalaverage no se tenía en cuenta en caso de empate (se jugaba partido desempate), por lo que la goleada que Hungría consiguió contra México en la última jornada, no valió para mucho. A pesar de todo, Gales necesitaba al menos un punto para forzar el desempate, el cual no tuvo muchas dificultades de lograr ya que Suecia también necesitaba de un punto para quedar primera. El 0-0 final dejó contentos a todos.

Dos días después del final de la fase de grupos, Gales y Hungría se volvieron a ver las caras, y esta vez debería haber un ganador. El partido comenzó como el de la fase de grupos y Hungría se adelantó a los 33 minutos. Gales lograría remontar con tantos de Allchurch y Medwin, pero el triunfo le había salido caro ya que John Charles se perdería lo que quedaba de torneo tras caer lesionado en este partido. A pesar de tenerlas todas en contra, Gales salió a plantar cara a Brasil en los cuartos de final, en lo que fue probablemente el partido mas duro que tuvo la canarinha. Los dragones consiguieron mantener a raya al ataque brasileño, pero la falta de pólvora arriba, sobretodo en estos partidos en los que vas a contar con pocas ocasiones, acabó matándoles poco a poco. Gran parte de que llegaramos a bien entrada la segunda parte con el 0-0 en el marcador fue gracias a Jack Kelsey, el guardamete galés, el cual no pudo hacer nada en el gol de un joven Pelé después de que el disparo de este rebotara en el defensor Williams. Para entender lo duró que fue este partido solo hay que ver como Brasil ganó su partido de semifinales y la propia final por 5-2, mientras que el propio Pelé ha reconocido varias veces que es el gol más importante de su carrera. Gales había caído con las botas puestas y era francamente difícil imaginar que iban a tardar la friolera de 58 años sin jugar un torneo internacional.