Qué es un mito? Parece una pregunta sencilla, pero creo que es interesante pensar en ella. Para alguien que ha vivido el fútbol de los 80, Claudio Gentile puede ser un futbolista mítico. De hecho todavía en pleno 2015 leemos artículos, entrevistas, reportajes,...del famoso marcaje de Gentile a Maradona en el Mundial 82. Sin embargo, si tu le preguntas a un chico de 15 años que le guste el fútbol quien en Gentile, probablemente te diría que es un jugador de baloncesto italiano que el otro día se enfrentó a España. El mismo desconcierto podríamos provocar en ese mismo chico si le preguntáramos por gente como Redondo, Weah, Schmeichel, Salas y Zamorano, Shearer,…Puede que para ti yo este exagerando. Es decir, si has llegado a esta web y te has metido en este artículo es porque te gusta el fútbol, y es muy que probable que hayas escuchado hablar de estos jugadores, pero para el aficionado casual, para el aficionado que no ha vivido con esos futbolistas, para el que solo le importa lo que sucede a su equipo (¿soy el único al que algún amigo madridista le han preguntado quien es el portero que había fichado el United por De Gea?),… estos jugadores son completos desconocidos. En cambio, a no ser que una persona no tenga ni el mas mínimo interés, pero absolutamente cero, hay nombres que todo el mundo conoce. Todos saben quien es Maradona, quien es Pelé, quien es Maradona, y Cruyff, y Beckenbauer, y Messi, y Cristiano. A la conclusión que quiero llegar, ¿merece la misma catalogación de mito un jugador adorado por todos los que le han visto jugar pero al que solo le conocen en su club que un jugador del que sigue hablando de él por todo el mundo 30-40 años después de su retiro? La respuesta parece obvia.
La siguiente pregunta que podemos hacernos es qué hace al mito. Por lo general este va asociado a la idea de ser el mejor. Di Stéfano es conocido como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos cuando en la actualidad son pocos los que han visto un partido suyo. Miles de niños y niñas se compran camisetas de Cristiano y Messi y los autoproclaman como los mejores cuando aún no han desarrollado los conocimientos para lograr entender todos los conceptos del fútbol. En definitiva, se podría decir que son jugadores tan buenos que han provocado tal locura en los aficionados que han hecho extender su fama por todos los rincones de la sociedad y de perdurarla en el tiempo. Sin duda Brasil es probablemente la mayor fábrica de mitos futbolísticos de la historia. Ronaldinho, Ronaldo, Romario, Garrincha, Roberto Carlos o Rivaldo, son nombres que todo el mundo puede reconocer, y eso que muchos de ellos solo llegaron a tener unos pocos años buenos y no han logrado tener una carrera tan longeva de éxitos como otros jugadores mas desconocidos. Si una chica juega bien al fútbol la llaman Ronaldinha. Si eres chico y te llamas Miguel, Miguelinho. Decir Brasil en nuestra sociedad actual es decir un sinónimo de fútbol.
El fútbol también tiene un fuerte apartado emocional, y eso también se nota a la hora de crear mitos. Simeone fue un gran futbolista, pero hoy en día todo el mundo le conoce como el entrenador del Atlético de Madrid como si lo que hubiese hecho antes no hubiese tenido relevancia. ¿Por qué? Al fin y al cabo el Cholo que vemos en los banquillos es el mismo que veíamos en el terreno de juego. Pues por una razón muy simple. Cuando jugaba él solo era una pieza del equipo, ahora él es el equipo. Ya no es el Atlético, ahora es el Atlético del Cholo. Y lo mismo pasa con el Barcelona de Guardiola, el Bayern de Guardiola, el Inter de Mourinho, el Madrid de Mourinho,… Cada uno a su manera logra dar identidad al club al que entrenan, y al dársela al club, también se la da a sus aficionados. La reacción de estos puede ser negativa o positiva, pero es tal impacto el que generan y es tanta la carisma que desbordan, que aunque no entrenen a tu equipo, no puedes quedar indiferente.
Hoy día estamos viviendo el fin de una gran generación de deportistas que empezaron su carrera en los 90 tales como Pirlo, Raúl, Lampard, Gerrard, Xavi, Henry, Buffon, y muchos más. Cada uno tendrá sus favoritos dentro de este grupo, al fin y al cabo todos podemos tener nuestros ídolos personales que no siempre deben cuadrar con la opinión de la mayoría, pero solo el tiempo dirá si alguno de estos se convierten en inmortales de los que nuestros nietos hablarán algún día