Desde que comenzó la temporada supimos que no sería fácil, que era un proyecto joven y por consolidar. Que necesitaríamos el esfuerzo de todos para sacarlo adelante pero que si todo se daba bien daría como resultado un producto bonito de ver y atractivo de seguir y leer. Y así ha sido.
Al igual que pasa con nuestro querido blog, pasó también con nuestro no menos estimado Valencia CF. Era una temporada diferente para unos, nueva para muchos, ilusionante para todos. Un verano sinuoso, con intrigas palaciegas e incertidumbres societarias, con vaivenes económicos y con altibajos sociales, desembocaría en el nuevo propietario y la paz definitiva. Fichajes, inversión, cambios, todo a un ritmo de vértigo de cara al inicio liguero. Contrataciones inesperadas, fichajes frustrados, previstos y de última hora nos dejaban una plantilla totalmente renovada y con la edad media más joven de toda la liga. Más similitudes con nuestro rincón de escritura futbolística no puede haber.
Lo de escribir para mí era toda una novedad, un reto apasionante donde colegían varias de mis aficiones en un sólo espacio. Podía dar rienda suelta a mi creatividad literaria, hablar de lo que me gusta y me apasiona, el fútbol y hasta me leen por el amplio ciberespacio, menudo placer. ¡Quien me lo hubiera ofrecido antes! Evidentemente, no es ésta mi profesión ni lo será y por tanto no puede ocupar la mayor parte de mi tiempo y esto conlleva problemas a la hora de ser regular con las publicaciones y con la calidad de las mismas. Aquí divergen los caminos del Valencia y el mío propio ya que para los jugadores si que es una profesión aunque, como todo ser humano, sufren y padecen. De ahí las irregularidades en el rendimiento físico, técnico y táctico de todos y cada uno de los jugadores, del primero al último.
Al igual que el equipo, mi aportación al blog es mejorable pero a diferencia de ellos, no está sólo en mis manos mejorarlo. Quisiera disponer de más tiempo, tener siempre un medio para escribir y expresarme pero las cosas vienen como vienen y así hay que tomarlas. Con el fútbol pasa igual, hay derrotas inesperadas, victorias frustradas, puntuaciones injustas, jueces parciales, infortunios puntuales y otros tantos factores que lo convierten en poco predecible en la corta distancia aunque algo más previsible en la larga. Cuando el equipo gana, uno se anima más a escribir, a narrar su alegría interna. Sin embargo, las derrotas secan el ánimo y la creatividad a partes iguales. Una nueva diferencia entre fútbol profesional y blogger ocasional. Ellos están obligados a levantarse, yo me puedo permitir el lujo de esperar a que ellos me levanten. Cuando el equipo arrancó con fuerza pese a las novedades, yo recibía las órdenes de mi tocayo impaciente. Cuando parecía peligrar la participación en Champions, mi impaciencia era la del jueves cuando mis neuronas no daban el resultado esperado.
Y así pasó la temporada, con días de escritura fluida, con días de manos caídas pero siempre con la ilusión de superarse día a día y escribir más y mejor.
Gracias a @YoSiSeDeFutbol por la oportunidad que me brindó y a mi tocayo Vicente por su ánimo y su confianza.
@Vicentsarrion