A punto de cumplirse la 4 temporada del brasileño en la capital del Turia, el cancerbero pasa por su mejor momento desde que llegó. Titular indiscutible con su equipo y asiduo con la canarinha.
En su segunda temporada, las cosas no se presentaban mucho mejor. La posibilidad de repetir la alternancia no parecía gustar a ninguno de los dos guardametas y ambos buscaban una salida para evitarla. Ninguno encontró el traspaso que buscaba y tuvieron que conformarse con volver a disputarse la titularidad en una alternancia que ni convencía ni obtenía rendimiento deportivo. No convencía a dos porteros con proyección que veían como no eran titulares más allá de dos o tres partidos seguidos y no obtenía rendimiento deportivo porque ninguno de los dos alcanzaba su mejor rendimiento con esta situación.
La temporada pasada, más de lo mismo, alternancia, nervios, malas relaciones. Ambos porteros a disgusto y bajo rendimiento. Lesiones inoportunas y algún que otro affaire extradeportivo, fueron alejando al canterano de su mejor rendimiento y el portero venido del Almería se fue asentando cada vez con mayor seguridad en la titularidad valencianista. Los nervios atenazaban a Guaita que cometió errores que decantaron la balanza hacia Alves. El final de temporada fue definitivamente para el brasileño que ganó la partida final. El verano traería la venta de Guaita al Getafe y la adquisición de un portero que admitía su rol de suplente, el celtista Yoel.
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En la presente temporada, el rendimiento de Diego Alves ha aumentado exponencialmente. De nuevo ha parado penaltys decisivos, sus reflejos han dado puntos a los valencianistas y sus salidas de la portería parecen más decididas que en tiempos pretéritos. Todo esto le ha valido la vuelta con la canarinha tras el fiasco mundialista del pasado verano.