Los ultras no se han ido del fútbol español | Fútbol

Los graves incidentes protagonizados este fin de semana entre el Frente Atlético y los Riazor Blues han vuelto a abrir la polémica. El último episodio, ha acabado con la vida de un integrante de la «banda» gallega y numerosos heridos entre las dos bandas. Llamar a estos grupos de individuos «aficionados» es un insulto a todos los que vamos al campo a disfrutar de los partidos o al que se queda en casa viéndolo por televisión. Muchos aficionados nos preguntamos el porqué sabiendo quienes son, se le deja entrar a los campos de fútbol. Estos individuos no representan a ninguna afición de ningún club.  Solo consiguen crear miedo en los verdaderos aficionados que van al campo de manera civilizada ya ver el espectáculo y a animar a su equipo. Incluso gran parte de estos individuos suele acudir a los campos sin entrada. Estas bandas de ultras, utilizan el fútbol y sus clubes para desarrollar actividades violentas, mas propias de grupos terroristas. El ejemplo mas claro lo hemos tenido este fin de semana en los alrededores estadio Vicente Calderón. Los dos grupos de ultras ya habían quedado previamente para «la batalla» y tenían todas las condiciones de la lucha pactada.

También es importante puntualizar según nos dicen desde A Coruña, que el grupo Riazor Blues esta formado por 5.000 simpatizantes de los que solo un grupo de unos 200 son radicales. Nunca es bueno generalizar, seguro que muchos ellos condenarán todo este tipo de actos. Por otra parte la directiva del Atlético de Madrid a expulsado al Frente Atlético y le privará la entrada al campo. Tiene que ocurrir alguna tragedia para que se empiecen a tomar alguna medida, pero bueno, mas vale tarde…

Para algunas personas el fútbol es sinónimo de violencia. Los que amamos este deporte no compartimos para nada esta opinión. El fútbol es el deporte que más aficionados concentra. Pocos son los clubes que han echado a sus ultras del estadio. Genera mucho dinero y ahí muchos intereses.
Con seguridad si todos pusiéramos de nuestra parte, incluidos políticos y clubes, podríamos sacarle la tarjeta roja a estos individuos violentos.