El regreso de Mourinho a Madrid para el enfrentamiento entre Chelsea y Atlético de Madrid en las semifinales de la Champions iba a despertar viejos fantasmas, reavivar el rencor, las cuentas pendientes y las rencillas personales. El circo mediático español no ha defraudado. No esperaba menos. Es un paso más que nos demuestra, a los que ya venimos de vuelta, el lamentable estado del periodismo deportivo de este país. Para los que están volviendo solo servirá para que terminen de firmar su acta de defunción.

Desde la sala de prensa, ese lugar donde el portugués es el puto amo, hasta el análisis posterior del partido del Calderón. Ninguno faltó a la cita. Por un lado el sector que se vanagloria del estado de salud del periodismo, que reparte carnets de esto y aquello y da lecciones de educación y buenas formas. Volvieron a montar el circo de siempre, repleto de payasos, malabaristas con tablas y mujeres barbudas que sueltan fuego por la boca. Por el otro lado los líricos, los catedráticos, los que han hecho del absolutismo su bandera, los que desvirtúan y reescriben la historia del fútbol como les sale de los cojones y que de tanto aplauso y de tanta gente que han tenido de rodillas alabando sus artículos y sus libros se han convertido en algo peor que la Casa Lannister. Unos cabrones desalmados que siempre pagan sus deudas. De una manera o de otra. 

Mourinho tuvo la desfachatez de sentarse delante de los micrófonos una vez en Madrid y contestar en inglés. Maldito loco. Hubiese dado lo mismo que respondiera en rumano. Si de su boca no sale nada ya se encargan ellos de darle la vuelta a una simple onomatopeya, a un gesto, a un suspiro, a una mirada perdida al techo de la sala. 

La educación y las buenas formas suelen salir a escena. El caldo de cultivo perfecto para rellenar horas y horas de tertulias insufribles sobre la última osadía del portugués: contestar en inglés. Y encima no esbozar ni una miserable sonrisa, el muy cabrón. 

Educación y buenas formas. Ellos que, precisamente, de educación y buenas formas andan muy sobrados. La excusa para generar un debate insano y para tener un fin con el que volver a atizar a Mourinho: los aficionados. Así en general. Y junto a ellos, su legión de seguidores. Esos a los que ellos han tildado de nazis, yihadistas, borrachos y otras tantas palabras bonitas que rondan por ahí por las hemerotecas y los archivos de audio. Como si los aficionados y su legión de seguidores fuesen imbéciles. Como si a estas alturas de la película (año 2014) no tuvieran los medios y los conocimientos necesarios para enterarse de las palabras del entrenador del Chelsea.
Daba igual. Daba exactamente igual. Ya lo dijo Raúl Varela en Radio MARCA: «Si a nosotros lo que diga Mourinho nos da igual«. Era cierto. Sus palabras en rueda de prensa importaron bien poco. Lo que valía era lo otro. Mourinho y su apatía. Mourinho y su soberbia. Mourinho y su desafío de contestar en inglés. Mourinho comparado con Pepito, con Fulanito, con Menganito. 

En caliente, cuando se encienden, cuando terminan de vomitar bilis, surgen oscuras confesiones. En mitad de todo el tinglado de su circo, muchas veces, olvidan cubrirse, en un momento de su despite, envalentonados como están, se quedan desnudos. Jose Manuel Cuéllar tuiteaba el 22 de abril: «Los madridistas deberían poner un monumento a los periodistas por librar a su afición y a su club de este pestiño de Mou Q coñazo de técnico«. En medio del calor de la batalla, se dio cuenta que había descuidado uno de sus flancos y borró el tuit. 

Llegó el partido, se jugó el partido, terminó el partido. Tosco, no apto para todo tipo de estómagos. Con ese aroma a viejos enfrentamientos. A ese otro tipo de fútbol que también existe, que también es, que también sigue aquí. Aunque no para todos. Hubo, por suerte, un amplio sector de aficionados, de esos que andamos por las redes sociales, debatimos y escribimos en webs o revistas alternativas, que reflexionaron, opinaron y debatieron. Anti-fútbol. Estética. Belleza. Espectáculo. Si. No. Me gusta. No me gusta.

En el reino de los líricos no había tregua. Mourinho no iba a salir con vida de Madrid. O al menos eso pensaban ellos. De «el fútbol de Mourinho es asqueroso y hoy el nivel ha llegado al máximo» que soltó Roberto Palomar en la COPE (que no es un lírico aunque él crea que sí) al esperpento absolutista, ignorante y desagradable que se marcó Santiago Segurola (¡oh! maestro de maestros ilumínanos con tus palabras y tu sapiencia) en Onda Cero, ante la pasividad de Héctor Fernández y llegando a la descalificación de su compañera Eleonora Giovio. 

Y de nuevo, en el calor de la batalla, envalentonados, olvidan cubrirse y se quedan desnudos. Sirva el siguiente diálogo como punto final. O mejor, como punto y seguido.

Segurola: Para mí este hombre es un chuflas. Lo digo en serio y estoy ya cansado. La actuación de ayer en la rueda de prensa me parece patética y me parece tan patética como el fútbol que practica. Lo visto ayer en el Manzanares me parece un insulto al fútbol. Equipo de este calibre […] la mezquindad, la falta de orgullo del Chelsea, convirtiendo el fútbol en una cosa fea, horrible […]. Él siempre saca temas colaterales cuando lo sustancial, lo esencial de lo que ha hecho hoy me ha parecido una auténtica…iba a decir mierda…pues eso […]. ¿Qué les importa? ¿El resultado? Si el fútbol es esto a mi no me interesada nada. Nada. 
Eleonora Giovio: Pues para mí vaya por delante que un insulto al fútbol es pegar a un rival o darle un cabezazo y también orgullo es defender como defiende el Chelsea o equipos que tienen menos recursos.
Segurola: Por favor…
Eleonora Giovio: Respeto tu opinión, respeta la mía.
Segurola: ¿Qué belleza encuentras en esto?
Eleonora Giovio: Es que no es un concurso de belleza es un partido de fútbol [..]
Segurola: Esto es un juego pero tienes que darle algo a la gente. Es una indecencia. 
Filippo Ricci: A nivel defensivo, el Chelsea hizo un partidazo.
Segurola: Como no va a hacer un partidazo con diez jugadores en el área. ¿Cómo le metes el diente a eso?
Eleonora Giovio: El Atlético no ha sabido meter el diente.
Segurola: Ni el Atlético ni nadie. Es imposible.
Filippo Ricci: No. No es verdad […]
Segurola: Yo te digo que es imposible […]
Eleonora Giovio: Lo cierto es que hoy el Atlético no ha tenido recursos para jugarle como le juegan a él.
Segurola: Ni el Atlético ni nadie […]. El Chelsea no se ha preocupado de ganar el partido.
Eleonora Giovio: Puede ganar la vuelta. Es una eliminatoria de 180 minutos.
Segurola: Eleonora…hay una cosa en la que estoy de acuerdo contigo. Eres italiana hasta las cachas.
Eleonora Giovio: No quiero recordarte lo de «El Triunfo de la Nada»
Segurola: Y yo estoy orgulloso de aquel titular.
Filippo Ricci: Santi, Santi. A ver si entramos en razones.
Segurola: Yo estoy entrando en razones. En las mías.
Filippo Ricci: Yo no quiero entrar en esto de italianos y españoles…
Eleonora Giovio: Gracias Filippo
Segurola: A veces me parece apreciar signos de una cultura que para mi ha sido nefasta para el fútbol.
Filippo Ricci: Nefasta para el fútbol que te imaginas tú.
Segurola: Para el fútbol. Y para el fútbol italiano también.
Filippo Ricci: La defensa es parte del juego […]
Javier Ares: No voy a entrar en el debate estéril de como de bonito o feo es el fútbol, este sistema o aquel. Es un debate eterno, que no va a morir. Desgraciada o afortunadamente para el fútbol […]Hablo desde el objetivo prioritario de Mourinho y la afición del Chelsea que es la final […] No me gusta el juego de Mourinho […] Preferimos ver un partido bonito de fútbol, eso le pasa a cualquier aficionado, incluso a los italianos por muy acostumbrados que estén alcatenaccio.
Segurola: No, a los italianos no. Lo llevan en la sangre.
Eleonora Giovio: Porque tú lo has decidido…
Segurola: Claro que lo he decidido…
Eleonora Giovio: Como tienes ya el prejuicio desde hace tiempo…
Segurola: No, prejuicio no,
Eleonora Giovio: Si, si lo tienes. Asúmelo, no pasa nada…
Segurola: Lo único que asumo es que te conozco. Y te conozco lo suficientemente bien para saber lo que piensas […]
Eleonora Giovio: El fútbol es todo. Es lo de hoy, lo de España. Hay que respetar el fútbol de todo, no decir que es un insulto al fútbol. 
Segurola: Lo de hoy ha sido una grosería monumental. Me da igual que todo valga en el fútbol […]. Me considero un objeto pasivo que disfruta el fútbol.
Eleonora Giovio: Menos el de Mourinho, claro.
Segurola: Perdona, te puedo hacer una lista de entrenadores y de equipos que no me gustan nada. No soy tan sectario como tú te crees. Llevo 45 años viendo fútbol, y llevo escribiendo de fútbol 30 años. Lo que quieras saber de mí te coges los periodicos y lo lees, que desde luego tú no me vas a dar ninguna clase.
Héctor Fernández: No os enfadéis…
Segurola: No, es que la he tenido como becaria. La conozco perfectamente.
Filippo Ricci: […] No puedes decir eso de Eleonora, no se lo merece. Estamos aquí para hablar de fútbol, entretener a la gente […]

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