Todavía en la capital pucelana queda gente que sigue recordando la gesta vivida el pasado sábado en el coso vallisoletano, cuando sucedió que todo un intenso David se comió a un Goliat con más dejadez que nunca. Una gesta propia de un “matagigantes” que, perdurará durante mucho mucho tiempo en la retina de los aficionados de la ciudad del Pisuerga.


Pero, ¿Qué pasó realmente en ese partido? ¿Porqué un equipo que estaba con la moral por los suelos vence a un plantel, donde su jugador franquicia, cobra lo que todo el presupuesto del club? ¿Qué se hizo tácticamente para anular al rival?…
Muchos son los factores que se destacan en la victoria de los hombres de Juan Ignacio Martínez.
El primero es la intensidad con la que se jugó los noventa minutos. El equipo se desfogó literalmente, para que los culés, perdieran alrededor de cien balones, cosa impropia del juego que se plantea en camp barsa. El Valladolid supo salir fuerte para que no le tocara remontar como tantas y tantas veces ha hecho esta temporada y el gol en el minuto 16, provocó una subida de moral y de aguante los minutos restantes.
El cambio táctico, ya incorporado en Málaga, de colocar a Valiente por delante de los centrales, dio sus frutos. El juego interior blaugrana se vio modificado por el triángulo Rueda-Mitrovic-Valiente, quienes interceptaban una y otra vez las acometidas visitantes. Con la lesión de Marc, esto no cambió, ya que, Rubio hacía las veces del catalán con Sastre ayudando un poco más arriba.

Otro factor fue la poca presencia de dos jugadores vitales para el esquema del Tata Martino como son Xavi y Busquets. A parte del citado Marc Valiente, el sábado, Álvaro Rubio daba un clinic de cómo anular a un rival. Su lucha, su garra, su intensidad a la hora de presionar, ahogaron a los dos estandartes del juego en corto del F.C. Barcelona.
La gente de arriba, peleó como la que más. Manucho algo más perdido pero Javi Guerra, se marcó un partidazo de esos que, aunque no marque goles, su trabajo vale para una nota de diez, aguantando y dejando de cara, provocando faltas, regateando, ayudando en defensa…
Que decir del autor del gol, Rossi. En Valladolid rezan por que se quede toda su carrera allí. Jugadorazo de los pies a la cabeza que posiblemente haya encontrado su sitio un poco más arriba del medio centro. En la nueva posición tiene más libertad de movimientos y de llegada, que para un futbolista de su clase, es fundamental tanto para él como para el equipo.
Y por último la afición. Acostumbrados a ver Zorrilla con una pobre imagen, el sábado 23000 almas, aunque más de las deseadas con la camiseta rival, llevaron en volandas al plantel para que los tres puntos se quedaran en casa.
Aún es posible la salvación pero si esto se hubiera hecho antes de la jornada 27, el Real Valladolid gozaría ahora mismo de una tranquilidad, en cuanto a puntos se refiere, muy diferente a la que refleja su casillero actualmente.
Enrique Álvarez Herrero (@enriqueah10)