Uno de los principales logros de Simeone al frente del Atlético de Madrid ha sido el dotar a todos los estamentos del club de una confianza casi infinita en las posibilidades del equipo. Y eso que es bueno en la mayoría de las ocasiones, también tiene sus riesgos. En los últimos días, han sucedido dos hechos que demuestran bien a las claras lo necesario que se hace el manejo de esa confianza.

 

El pasado domingo, nada más meter el tercer gol al Valencia, vi, desde la grada del Calderón que Simeone se acercaba al borde del terreno de juego y gesticulaba a sus jugadores. No sabía lo que les decía pero, a través de los medios de comunicación, averigüe que les pedía “1 gol más”. Un gol más, ganar por 4 de diferencia, es lo que necesitaba el Atlético para ser líder de Liga española. Una Liga totalmente desequilibrada, una Liga en la que Madrid y Barcelona se las han apañado, con la anuencia de los demás, para ganar cada Liga, uno u otro, con 40 puntos de diferencia sobren el tercero. Pero ha irrumpido el Atlético de Simeone. Un Simenone que sigue hablando del “partido a partido”, de que “la Liga es aburrida”, de que “el Atlético no tiene opciones de ser campeón”. Pero, de puertas adentro, Simeone cree que tiene opciones de ser campeón. Y trabaja para ello. Y quiere ser campeón. Y quería ser líder YA. Porque sabe que eso daría (todavía) más confianza a todos los estamentos

 

Y, en el otro lado, el sorteo de los octavos de final de la UEFA Champions League. De un lado, un Atlético de Madrid, que sólo ha perdido un partido oficial en lo que llevamos de temporada y un AC Milan metido en una crisis institucional que amenaza con llevarse por delante todo el prestigio labrado en los últimos 25 años por el equipo milanista. Muy lejos del liderato en el Scudetto, clasificado por los pelos en su grupo de Champions y ya sin los nombres de nivel mundial que, hasta no hace tanto, poblaban su plantilla.

 

La conclusión del entorno rojiblanco ha sido clara: la eliminatoria será “coser y cantar”. Mucho cuidado. Tengamos respeto a 7 Copas de Europa. Aunque es cierto que no están bien, son muy competitivos y, en Champions, siempre dan el máximo. El día que el Atlético tenga 7 Copas de Europa, digamos que la eliminatoria contra el Milan es muy fácil. Mientras tanto, “partido a partido”. Así, hemos llegado hasta donde estamos hoy.Y así debemos seguir.