Oliver Torres Muñoz, dieciocho años pero bien conocido ya, tanto en España, como fuera de ella. Moralo de nacimiento, regusto extremeño al verlo mover el balòn.
Porque este joven provoca sensaciones que ya casi no se recordaban en la cuenca del Manzanares. Como la cocina de un restaurante galardonado estrella Michelín, en la que el chef, Simeone, prepara la carta del año que viene, con un ingrediente especial, el sabor extremeño.
Como buen argentino que es, el Cholo, sabe que el asado se cocina a fuego lento, la única manera de no perder el jugo de la carne.
Desde que Oliver se puso a sus órdenes lo ha tratado con mimo, sin desgastarlo, dicen los entendidos que haciéndolo ganar músculo y fuerza, pero la afición tiene hambre, y el plato está listo para servir.
Suenan muchos fichajes en la órbita del Atleti, pero quizá el mejor de ellos es él, que aunque paciente, ansía dirigir el juego rojiblanco, liderar el nuevo proyecto Simeone y convertirse en el estandarte colchonero.
La afición necesita un jugador como Oliver, con ese desparpajo a la hora de mover el balón, comparable al juego que ofrece el Barsa con Xabi o Iniesta.
El nuevo niño Torres dará muchas alegrías al Atlético, y quizás muy pronto….sabor extremeño.