Cuando tocas fondo solo puedes subir. El Real Madrid se tiene que recomponer, como sea. La caída ha sido dura pero aún hay tiempo de darle la vuelta, de no perder la esperanza. Esperamos explicaciones, esperamos movimientos y sobre todo esperamos cambios.
Este no es el Real Madrid. Pañoladas, un equipo en decadencia antes de relucir, descabezado, con un líder que cada vez es menor líder y al que la camisa de entrenador le queda grande –por o menos en este equipo-, una liga cada vez más lejos y 4 goles que podían haber sido muchos más. La caricatura de un equipo que hizo el ridículo el día que le tocaba reivindicarse. La vergüenza de que tu máximo rival te pase por encima sin contemplación. Afición rota pidiendo dimisión. Y una afirmación: el Real Madrid está en crisis.
Florentinoelevo el volumen del himno madridistaintentando silenciar el clamor de un estadio herido que se revolvía contra su presidente, su entrenador y su propio equipo. Pero nada lo impidió. Los silbidos se escuchaban por encima de una música que se vanagloria de un orgullo que el Real Madrid se dejó en el vestuario.
El panorama es devastador. No es un partido perdido por 4 goles contra el FC Barcelona, ni tampoco es perder tres puntos, es la manera de perder, es la imagen de un equipo destinado el fracaso. Por primera vez en mucho tiempo la afición lo tuvo claro y el incuestionable presidenteblanco, el cumplidor de sueños y repartidor de estrellas ha sido señalado. Más que Benítez. ¿Por qué en 10 años seguimos en el mismo punto? ¿Por qué ningún proyecto prospera? Y, ¿Por qué cuando lo hace, se acaba? La única respuesta que a día de hoy encuentro es que el interés deportivo parece que en este club este relegado a un segundo plano.
La crisis es una realidad. No solo institucional, también deportiva. Benítez definitivamente no es entrenador para el Real Madrid. Algunos lo sospechábamos desde que se anuncio su fichaje, otros lo imaginaban y ya lo hemos confirmado. La plantilla no está de su parte. Las continuas idas y venidas públicas que ha tenido con pesos pesados como Sergio Ramos o Cristiano Ronaldo y la evidente poca confianza que tienen los jugadores sobre su sistema futbolístico agravan una situación que se está enquistando. Parecía que todo iba bien, que el Madrid carburaba hasta que han llegado las grandes citas. PSG, Sevilla y FC Barcelona han hecho lo suficiente para mostrar las múltiples carencias que paraba Keylor Navas.
A Rafa Benítezel Real Madrid le queda grande, no sabe gestionar un equipo plagado de egos, un equipo que por condición debe de atacar, un equipo marcado por un entrenador que les dio la décima y un año en blanco. Le ha sobrepasado la situación. El Bernabéu lo pedía el sábado: dimisión. Y sería lo más digno antes de que el equipo se le termine de ir definitivamente de as manos y de que otro año a cero lleve su nombre.
Lo positivo: Sergio Ramos, Marcelo y Modric dieron la cara, entendieron los pitos, el dolor de la afición, pidieron unidad y se comprometieron con reconvertir la situación. Dieron a cara en una noche difícil, dieron la cara aunque se arriesgaban a que se la partieran. Palabras de aliento que tras el desastre reconfortan.