“Las jugadas a balón parado en el fútbol sala: Una partida de ajedrez viviente digna de Kárpov y Kaspárov”
Si hay algo que diferencia al fútbol sala de su parentesco con el deporte rey, es la efectividad de las jugadas a balón parado. El abismo existencial es gigante, ya no solo en la elaboración, rapidez, engaño, diversidad y dificultad, sino también en la magia y la belleza que dejan este tipo de jugadas en el fútbol sala. Jornada a jornada, la LNFS, por poner el ejemplo más cercano, nos sorprende con un abanico de goles que nacen de estas estrategias que van mucho más allá del “pelotazo al área”.
“Amaga, finta, bloquea, haz pantalla…” terminología pura de técnico en pleno entrenamiento de movimiento a balón parado que se repiten hasta la saciedad dado que el más mínimo error de coordinación puede privar al equipo del ansiado premio del gol. La modernización del fútbol sala no se entiende sin la introducción de este elemento en el juego. Las faltas pocas veces terminan siendo un disparo directo a puerta. El segundo palo es el punto de mayor referencia y con la introducción del cambio en la forma del saque de banda con el pie en lugar del saque con la mano desde atrás de la cabeza, no solo se diferenció más con respecto al fútbol sino que abrió un nuevo mundo en la estrategia para este vertiginoso deporte.
Incluimos en este apartado el doble penalti, como resultado de la incansable búsqueda del fútbol sala por dar espectáculo y juego limpio. El doble penalti es el lanzamiento sin barrera desde 10 metros o de distancia inferior, si se comete falta en un lugar más cercano a la portería contraria. En el fútbol, vemos partido a partido como genios y magos de la pelota son reprimidos por el juego duro a mostrar al público su espectáculo con el esférico, sin embargo, el fútbol sala con esta regla castiga dicha actitud dando la posibilidad del tiro libre sin oposición de barrera.
Para España, este tipo de jugada en especial tiene importante significado debido a que hace ya 13 años que desde el punto de lanzamiento del doble penalti, dos goles del “mito” Javi Rodriguez, nos dió nuestro primer mundial de fútbol sala al vencer 4-3 a Brasil en el Mundial de Guatemala, el 3 de diciembre de 2000: