Carlo Michelangelo Ancelotti (Reggiolo, 1959) es desde hoy el nuevo capitán de ese barco grande y pesado, con alfombra roja a piratas, llamado Real Madrid. Italia en exclusiva contempló su trayectoria como futbolista, tres ligas, cuatro Copas de Italia y una Supercopa donde el cénit llegó con su paso por el gran Milan de finales de los 80 y sus dos tripletes internacionales de Copa de Europa, Supercopa e Intercontinental. Como entrenador, las liga italiana, francesa e inglesa hacen hueco para la que le falta, la española, y tras sus dos Ligas de Campeones en Milán, llega el objetivo donde se estrellan una y otra vez los inquilinos del banquillo blanco: La Décima.
Galardonado como mejor entrenador por los tres países por los que pasó, le llega el reto de la Liga Española. Diez entrenadores median entre Vicente del Bosque y el italiano y el palmarés reciente no es el adecuado para un club de sus características. La exigencia planteada por aficionados, entendidos y prensa es un lastre para cualquier entrenador blanco, que aparte de tener éxitos deportivos debe saber gestionar ambiente, cantera, valores, conexión con prensa y aficionados, vestuario y un largo etcétera que hacen un total imposible el control absoluto del club. Ni un entrenador como el seleccionador nacional tuvo la pócima secreta, acusado de blando o “alineador” en su etapa por varios sectores. La suerte de Carletto será la suerte del Real Madrid en la particular e ingobernable “White House” madridista.
La definición del estilo siempre ha sido asignatura pendiente en el Real Madrid. Al contrario que en clubes como Ajax, Barcelona o AC Milan, el estilo ha variado con el devenir de los tiempos y los entrenadores, de la esencia de la Quinta del Buitre, pasando por la búsqueda del mayor espectáculo de los galácticos hasta la verticalidad perfecta de Mourinho, también con temporadas envuelto en la nada futbolística. La elección de Carlo se ajusta al plan, un entrenador que se moldea a las circunstancias y características del entorno. Todos recuerdan su Milan y la “creación” de ese rol fantástico en la figura de un indefinido Pirlo hasta el momento; en Londres mantuvo el 4-3-2-1 que le caracterizaba, pero en Paris la clase de sus puntales Moura, Pastore, Lavezzi e Ibrahimovic le llevó incluso hasta el ahora casi llevado al olvido 4-4-2. Madrid le ofrecerá una carta futbolística envidiable, sin contar futuras salidas y con la llegada de Isco más lo que esté por venir, la plantilla ofrece los mimbres para llevar a cabo casi cualquier estilo. El gusto por el balón, algo que no necesitó Mourinho para fulminar rivales cuando así lo creyó necesario y que parece que con jugadores como Özil, Modric y Xabi Alonso es imposible no tener, parece volver con Ancelotti.
Temas calientes. El nuevo proyecto parece dejar todo atrás pero no es así. La comunión con su nueva afición, alguna dividida por sus amores y odios por Mourinho, la continuación de las victorias frente al Barcelona refrendadas con títulos en las competiciones en las que las consiga, el manejo del vestuario y su difícil relación en consecuencia con prensa, afición, amigos y conocidos de todos los que sea inmediato superior son sus primeros frentes. Ganador es, al fin y al cabo lo que quieren que siga siendo en el Bernabeu, pero la ecuación tiene diez o quince incógnitas más que en cualquier otro club, además de ser siempre foco de la crítica sana e insana. El tiempo dictará la suerte y buen hacer de Carletto.