Cuando Martín Lasarte hacía debutar a Asier Illarramendi Andonegi (8 de Marzo de 1990) en el Martínez Valero de Elche allá por Junio de 2010, nos encontrábamos presumiblemente la apariencia de un chico frío, sin la personalidad suficiente para manejar a una Real Sociedad que volvía a Primera División. Más de medio año tardó en debutar como titular en Primera el de Mutriku, que había dado sus primeros pasos en el famoso torneo de Brunete, campeón de Europa y subcampeón del mundo sub-17 junto a De Gea, Camacho, Bojan y cia.
Es difícil describir a determinados centrocampistas, al contrario que las otras demarcaciones. Hay porteros buenos en el mano a mano, por alto, defensas rápidos y de buena colocación, carrileros o delanteros matadores, killers, quizás de clase y buenos asistentes. Pero las funciones de un centrocampista engloban todas las artes del juego. La función que ha completado a la perfección Illarra es la de la madurez futbolística. El discutido Montanier (bendita discusión) hizo de Asier el hombre que fijará el juego de su Real Sociedad. El que destruyerá e iniciará en la magnifica temporada 2012-2013 de los txuri-urdin. Su llegada a la primera plantilla fue con galones hasta que una desafortunada lesión en Noviembre de 2011 le dejaría fuera 3 meses, trastocando el juego de la Real y el del propio Asier, al que le costó recuperar el nivel que se estaba forjando. Esa madurez le hizo volver más fuerte, hasta el punto en que sus ausencias a finales de la temporada pasada hicieron peligrar el puesto Champions en San Sebastián. Su soberbio partido en el Pizjúan (como el recién y victorioso Europeo en la sub-21) y el golpe definitivo en Riazor dieron a la Real lo que todo aficionado al fútbol había visto merecer con sus ojos. Griezmann, Castro, Agirretxe, Xabi Prieto o Carlos Vela están hoy un poco más huérfanos.
“Una oportunidad irrechazable”. A sus 23 años llega a Madrid para aprender del ocaso de una de las figuras más importantes que ha dado Zubieta, la de Xabi Alonso. El relevo perfecto para los próximos 10 años. La experiencia del “14” será fundamental para quitar el lastre de los casi 40 millones que ha pagado el Real Madrid por Illarra y que aún se tiene que dar a conocer por el aficionado medio merengue, un Real que ha sentado las bases para, como en esta sección comentamos anteriormente, equilibrar fuerzas con el Barcelona en la selección absoluta del futuro inmediato. La españolización tantas veces reclamada por un sector de la afición, y que junto a figuras como Cristiano Ronaldo, Varane u Özil confían en crear un proyecto definitivo que por fin triunfe en Europa y enganche finalmente la hegemonía que tanto desean en Chamartín. Y que no sea otro cambio de rumbo insípido.
Poco pudo hacer el supuesto pacto de vestuario donostiarra por el que nadie abandonaría la nave ante la disputa de una temporada histórica. El robo, orden, toque, distribución, disciplina y llegada en 2ª linea (aunque sin casi gol) de Asier Illarramendi es ahora de color blanco. Una oportunidad menos de disfrutar del buen fútbol en el País Vasco para los amantes del legado de Montanier. Aunque si hablábamos de discusiones francesas, Zubieta guarda otra joya, ya que posiblemente (y felizmente) ha podido llegar la hora de Rubén Pardo. Quizás dentro de un año estemos hablando de él. Pregunten al Castilla. Quizás allí el verano pasado ya sabían de él.