Messi acapara demasiado en el Barcelona. Más que demasiado, la palabra es todo. ¿Alguien se ha acordado de él estas dos semanas? Yo creo que nadie, sinceramente. Lleva dos semanas y media lesionado y en la barra del bar se habla de si Neymar es piscinero o de si Benzemá es delantero o defensa. Mientras leen estas líneas se darán cuenta de que es verdad, hace tiempo que no juega Messi. La culpa de esto lo tiene el piscinero, que más que teatro, hace lo imposible.

El fútbol son emociones
A ver, no exagero. Sé que lleva una decena de partidos sólo. Pero en serio, no llega a los 22 años y ya hace olvidar al mejor futbolista que jamás Dios decidió crear. Siéntense y reflexionen un poco, ¿posible? Es inusual, como poco. Hablamos de un tío que hace dos años hubiera terminado bachillerato y se echa hoy día un equipillo como el Barcelona a sus espaldas y le hace un traje a cada defensor de la mejor liga del mundo. Mucha gente se tira de los pelos. A todos ellos, tranquilos, yo os comprendo, tirarse 3 meses rellenando panfletos con el más que seguro declive de Neymar Jr. y que pase esto es una jodienda.

Neymar es indescriptible, afortunadamente


No voy a entrar en un análisis del juego de Neymar, porque sinceramente, ya se han hecho muchos y no soy yo de mayorías precisamente. Quería aprovechar este espacio que tengo en este emergente blog para intentar explicar las sensaciones que produce Neymar a todo un aficionado al Barcelona. El flaco agarra la bola y sólo con ello hace que frunza el ceño, para ver mejor; que soy miope. Cuando vuela por el campo me entran ganas de salir al jardín y pegar esas zancadas tan elegantes. Porque son elegantes, y tela. Cuando ‘Ney’ espera hasta la misma ultima fracción de segundo cuando le meten una pierna para esquivarla con un quiebro, me agarro con las dos manos al sofá intentando no desmayarme. Cuando se para, corre, recorta, mira, amaga, dribla y vuelve a los pasos 2, 3, 4… me echo las manos a la cabeza y me pregunto: “¿eso ha pasado de verdad?”. Cuando el árbitro pita el final y me salva de morir de qué se yo, suelo pensar que por qué no soy yo futbolista. Yo quiero hacer sentir a la gente lo que Neymar me hace sentir a mí.



Esos minutos son los que dan sentido a mi pasión por este deporte, y que lo provoque un chaval de 21 años es para investigarlo en IV Milenio. Sólo pido que el chico no se lesione, porque yo quiero seguir al borde de la muerte cada domingo.