Resulta curioso el tratamiento social ante el fallecimiento de personajes públicos. A algunos se les recuerda por su obra cinematográfica, literaria, social, del papel couché. Se les añora, se les guarda un recuerdo feliz o infeliz o simplemente se guarda indiferencia ante la nula cercanía con ellos. Cada persona es dueña de sus sentimientos. Pero a pocos se les da las gracias, y Luis Aragonés es uno de ellos.

 

José Luis Aragonés Suárez Martínez recalaría a los 20 años en el Real Madrid, curiosidades del destino, tras empezar su carrera futbolística en el Getafe. Tras pocas oportunidades y no debutar con los blancos, jugaría su primer partido en Primera con el Real Oviedo en 1960. Tras pulular por varios clubes llegaría al Real Betis, donde destacaron sus marcas goleadoras como centrocampista, Sevilla le hizo un nombre, pero el Atlético de Madrid le haría leyenda.
Su gol en Heysel (Bruselas) en la final de la Copa de Europa del 74 ante el Bayern de Munich ha sido vislumbrado por mayores y no tan mayores. La transición de jugador a entrenador sería invisible, ya que en la temporada 74/75 se convertiría en el míster del primer equipo colchonero. El de Hortaleza, protagonista en la final de Copa de Europa como jugador, lo sería de nuevo como entrenador en la Copa Intercontinental a la que dio acceso dicha final tras la negativa del Bayern a jugar en Argentina. Pocos entrenadores debutan con una Copa Intercontinental… comenzaría así la andadura de un “zapatones” que dirigiría infinidad de banquillos, la lista es amplia: Atlético de Madrid (en 4 épocas diferentes), Real Betis (en los 80 y en los 90), Barcelona, Espanyol, Sevilla, Valencia, Betis, Oviedo,  Mallorca (2000/01 y 2003/04) y Fenerbahçe. Y entre medias, la selección.
Tras la nefasta Eurocopa de Portugal en 2004, Aragonés cogería las riendas de La Roja. El cambio de estilo de juego se haría evidente con el paso del tiempo, aunque la Francia de Zidane le golpearía en octavos de Alemania, lo que estuvo a punto de hacer que Luis abandonara la selección. A pesar de una típica derrota más algo flotaba en el ambiente, los tiempos estaban cambiando. La presión contra El Sabio fue un punto más para engrandecer su historia, desde el escándalo de racismo, sobretodo en Inglaterra, por su charla a Reyes en un entrenamiento, hasta la división total del aficionado por dejar a Raúl fuera de sus planes. Al tema Raúl se le darían mil vueltas hasta que llegó el triunfo tan esperado, cuando se zanjó el asunto cayendo por su propio peso. Incluso se pillaría in fraganti al míster ante cámaras de televisión dejando clara su postura.
La revolución fue clave, un conjunto de bajitos que sabían tocar el balón. Tiki-taka. Fácil a priori. Pero el nivel que alcanzó la selección en la Euro 2008 fue extraordinario, quizás el mejor nivel a pesar de los títulos posteriores. La solidez de Casillas, el trabajo de Senna, el crecimiento de los Ramos, Fábregas o Iniesta ante la madurez de Marchena o Puyol. Y por delante los dos delanteros que, a pesar de algunos, van a dejar su nombre escrito en el fútbol español: Torres y Villa. La fase de grupos fue brillante, permitiéndose el lujo de jugar con los suplentes el último encuentro frente a Grecia. Pero la clave fue Italia, aquella tanda de penaltys con Casillas en su papel de santo fue el punto de inflexión del fútbol español. Con los cuartos de final superados empezaba todo y se dejaban atrás los maleficios, las malas fortunas, los gatos negros y el color amarillo que tan poco gustaba a Aragonés. Podíamos soñar de verdad porque ya éramos capaces de lograr lo que estuviera en nuestras manos. El resto, ya lo conocen. 
 
Descanse en paz, Luis. Gracias.