Fue una petición expresa de Luis Enrique el pasado verano, y menudo acierto. El Celta consiguió la cesión del joven jugador blaugrana, y se ha convertido en la figura más importante del equipo gallego. Lidera con tan solo 20 años el proyecto ambicioso que tiene en mente el técnico asturiano, plagado de jugadores jóvenes como Hugo Mallo, Jonny o Santi Mina, que de momento, no le está dando mal resultado. Y es que, partido tras partido, firma una exhibición. Esta última jornada lo sufrió el Granada en sus propias carnes.
El canterano del Barça ya venía demostrando lo que podía llegar a ser por segunda división, paseándose por los campos y cobrándose víctimas a su paso. Debutó en el filial del Barcelona con tan solo 17 años, jugando únicamente 8 partidos y consiguiendo un gol, pero ya prometía bastante. En las 2 siguientes temporadas subió un escalón profesional consiguiendo 8 y 10 goles respectivamente, y firmando grandes actuaciones, lo que le llevaron a jugar algún partido con el primer equipo. Y es este año cuando ha dado el gran salto. Primera no se le ha quedado grande y ya suma 3 goles y 4 asistencias, aunque es mucho más importante de lo que los números reflejan.
Puede jugar en cualquier posición ofensiva del centro del campo, algo importantísimo para cualquier entrenador. Muy hábil con la pelota en los pies, excelente pasador, portador de una gran visión de juego, llegador, y por último, con gol. Coge la pelota, nadie sabe lo que hará, pero todos saben que no defraudará. Todas estas cualidades, le han llevado a estar entre los 40 preseleccionados para el «Golden Boy´´, y ser nombrado uno de los mejores jugadores de la Liga Adelante. En Barcelona ya se están frotando las manos con lo que se les viene encima.
La única pega que le encuentro al pequeño de los Alcántara, es haber elegido la canarinha en lugar de la roja, al contrario que su hermano. Aunque decisión respetable, en cualquier caso, da pena que no vayamos a poder disfrutar del talento de este jugador en nuestra selección, y lo que es peor, que vaya a ser nuestro rival. Seguro que llegaría a ser importante en un futuro.

Todavía queda mucha temporada, y mucho Rafinha que ver. Estamos convencidos de que no ha mostrado ni la mitad de lo que puede llegar a ser, y eso es muy ilusionante. De momento, en Balaidos disfrutarán de su magia hasta final de temporada, en la cual, si siguen así, conseguirán la permanencia. Su estado de forma, sin duda, será clave para conseguirlo, pero no cabe duda, y no tiene pinta, de que vaya a bajar el nivel. Por méritos propios, se ha convertido en el nuevo ídolo de la afición celtista.


Por Alex Campos
Twitter: @alexamps