Con la adrenalina por los aires tras una clasificación, toca gestionar la plantilla ya sea cuidando a los titulares como protegiendo a los suplentes.

En un partido de fútbol, juegan once contra once. Una plantilla suele estar confeccionada por más de veinte jugadoras, lo que nos deja más de nueve suplentes. Las titulares, con tan sólo ser titulares, están contentas. ¿Qué pasa con los suplentes? Mantener su nivel de exigencia, su rendimiento físico y psicológico y sus expectativas de cara a entrar en el once y participar en partidos clave, es una tarea muy complicada. Lo más importante que debe hacer una entrenadora o un entrenador es saber hacer sentir a esos suplentes parte del equipo como si fueran titulares. Su aportación, desde el banquillo, debe ser tenida en cuenta y valorada más de lo que se alaba la labor de un titular.

Thomas Christiansen: Hay jugadores que les cuesta incorporarse a la intensidad que exigimos

Fotografía: rpctv

Como en la vida, todo se soluciona a través de la transparencia y la comunicación. La sinceridad te llevará al éxito. Los roces deben estar bien repartidos, asumidos y procesados. Una vez dado este paso, cada jugador o jugadora debe tener claro que quien juegue en cualquier puesto es su compañero o compañera y que se apoyarán para lograr un objetivo común, en este caso, el ascenso.

Cuando me enfrento a este tipo de situaciones, intento que los jugadores y jugadoras se sientan parte del equipo. Nunca, jamás, les ofrezco realizar tareas como llevar el agua o los petos. Esto crearía diferencias entre titulares y suplentes, diferencias innecesarias, y no es eso lo que queremos. En cambio, contra todo tipo de opiniones, sí que les pido y propongo que analicen al rival mientras están en el banquillo, que identifiquen sus debilidades y fortalezas para que les mantenga dentro del partido y poder participar de algún modo. También es importante que identifiquen al rival que más peligro cree o al que suele finalizar todo tipo de acciones. Todo esto servirá para que entren en el partido con mayor concentración y con parte de la tarea hecha. Luego no quedará más que poner lo analizado en beneficio de su propio equipo.

Fuera de lo psicológico o emocional, ¿Qué nos queda? Un playoff o una promoción suponen tanto una clasificación o una eliminatoria. Toca realizar una convocatoria de lo más compensada a base de un profundo análisis sobre la plantilla rival, del club, de los goles materializados y de los tantos recibidos. Arduo trabajo para el staff técnico. Conocidos todos los pequeños detalles, queda poner el once en base a lo que queremos: ir a la contra, combinar, tener la pelota, defender, … Después de esto, hay que elegir un banquillo que proporcione lo distinto, aquellos detalles que nos pueden hacer ganar un partido. El secreto es hacer sentir al banquillo que serán la opción ganadora.