Todo eran vino y rosas, los defectos se ocultaban, las virtudes parecían infinitas, y el barco iba viento en popa. Tras la gran, aunque irregular, victoria ante el At. Madrid, el entorno valencianista se pasó dos semanas dándose besos en las mejillas, saludando cual fallera mayor en una mascletà de laPlaza del Ayuntamiento. Todo eran parabienes para jugadores, técnicos y cualquier cosa que oliera a valencianista. Este Valencia C.F, como todos aquellos que triunfaron, necesita de la implicación de todos, de un rendimiento superior al 100% de cada uno de sus jugadores y de una mentalidad a prueba de bombas que no se fabrica en dos meses. Del «vamos a por el partido» de fechas anteriores, se pasó al ¿cuántos le caen al Depor?. Dos semanas se pasó el aficionado de gorro y bufanda henchido de orgullo de su equipo y lo veían líder aprovechando el enfrentamiento entre otros dos equipos que aspiran a lo máximo en la competición. Para más INRI, la delantera valencianista cosechaba triunfos con la selección española a base de goles (Alcácer) y asistencias (Rodrigo). Hasta los goles de Bernat en la selección eran jaleados como propios cuando se le traspasó alBayern el pasado verano.
En esas dos semanas nadie se paró a pensar que enfrente había un equipo con ánimo de revancha y mucha hostilidad contra el Valencia. Nadie pensó en bajarnos de la nube y así nos fue. Contra elElche cabe recuperar el trabajo colectivo, la humildad en nuestra perspectiva y el respeto hacia el contrario. Cuando acabó aquel desastre coruñés, Nuno dijo que este Valencia no perdería dos partidos seguidos. Que así sea.