Cuando Don Luis Aragonés definió lo que era el fútbol, muchos dirigentes, entrenadores, monitores, padres y jugadores de cualquier deporte, vieron un escudo para proteger todas sus decisiones. Todos nos fijamos en los mejores, si lo dice un ‘sabio’, habrá que hacerle caso. Cometemos el error común de fijarnos en el exterior y no profundizar en el interior. Yo no soy quien para quitar razones, pero si quiero profundizar.
El contexto que rodeaba a Don Luis era la élite. Los resultados positivos justifican todos los medios para alcanzarlos. Los objetivos se cumplen si metes un gol mas, sin metes una canasta mas, si tocas el primero la pared en natación, o si cruzas la línea meta antes que el rival. Eres el/la mejor, todos te admiran, todos te apoyan, todos te escuchan.
El problema viene en ese tanto por ciento (la mayoría) que no nos dedicamos a la excelencia. Este abanico abarca desde que somos niños hasta que somos veteranos. Clubes, entrenadores, monitores, jugadores y padres que solo miran el marcador para saber si el trabajo esta bien hecho. Cada pieza del puzle deportivo debe tener claro su función y organización en cuanto a la edad y al nivel que nos encontramos.
Muchos se olvidan del camino recorrido para ‘Ganar, ganar y volver a ganar’. El esfuerzo, el compañerismo, el compromiso, la ilusión, el trabajo en todo ese PROCESO es lo que debemos inculcarnos para luego mirar el marcador con satisfacción. El GANAR debe ser la consecuencia de un camino bien hecho.
Por eso admiro a Don Luis Aragonés porque consiguió hacer un camino sostenible para ganar.

«Me gusta más de mote ‘Zapatones’ que ‘Sabio’, porque sólo sé que no se nada».


Fdo: Daniel De Los Reyes
Presidente Escuela de Fútbol La Celestina