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No le resultó fácil triunfar pero su constancia y perseverancia le han dado sus frutos. Llegó como una promesa casi consolidada desde el Almería pero poco a poco su fulgor se fue apagando hasta convertirlo, a principios de la temporada pasada, en transferible. Esperó su momento y ahora le ha llegado. Piatti, de transferible a imprescindible.

Su llegada procedente del Almería despertó buenas expectativas en Valencia. Era un jugador eléctrico, con garra y con gol. Lo tenía todo para triunfar a orillas del Turia. Pronto se le comparó con otro mito del valencianismo, otra bala argentina, el Piojo López. La comparación no le hizo ningún bien y Pablo notó la presión de un gran club como el Valencia CF. Su presencia en aquella pretemporada ilusionó a los aficionados pero una vez comenzada la temporada se fue diluyendo como azucarillo en leche. Cambios de banda, mediapunta, referencia ofensiva pero Piatti no acababa de ser aquel jugador descollante que había asombrado en el Juegos del Mediterráneo. Jugó poco y lució menos. El rendimiento del equipo tampoco le favoreció.

Será que necesita adaptarse. Excusa fácil para una mala primera temporada. Su segunda temporada no resultaría mejor ni para él ni para el Valencia. Se habló de cederlo para que pudiera jugar asíduamente pero finalmente se quedó en la plantilla. Renovadas ilusiones, una pretemporada para hacerla completa con sus compañeros pero vuelta a los mismos errores. La grada empezaba a impacientarse con sus controles fallidos, con su imprecisión de cara a portería. La exigente grada valencianista comenzaba a tenerlo en el punto de mira. Pero Pablo no decaía, seguía haciendo gala de profesionalidad y de intentar superar esa situación. Alguna lesión inoportuna tampoco ayudó a su mejor rendimiento y su futuro en la escuadra che parecía ser cada vez más oscuro.

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Con el cambio institucional del Valencia CF llegarían sus peores momentos. El equipo busca hacer caja para nuevas incorporaciones y el pequeño extremo argentino es uno de los elegidos para abandonar la nave. Se le deja sin dorsal y no participa en la presentación pero él sigue en sus trece. No abandona Valencia por motivos personales y quiere, por encima de todo, triunfar. Empieza sin participar en los partidos, ni tan siquiera en las convocatorias, pero el rumbo del equipo con Miroslav Djukic no es el esperado y llega Pizzi al banquillo de Mestalla. En un principio sigue sin contar con él pero el Lagarto busca revolucionar el equipo y cuenta con él para ello. Sacrificio, electricidad, voluntad inquebrantable le dan un sitio en el equipo. El estilo de juego, presión y salida al contraataque, le van mejor que el estilo combinativo de los entrenadores anteriores y empieza a ver la luz al final del túnel.

 

Cuarta temporada y, por fín, Piatti cuenta con la confianza del técnico desde el principio de temporada. De nuevo un entrenador que apostaba por una velocidad trepidante, un esfuerzo continuo, un juego de contraataque desde la presión alta, robar y salir. Equipo cooperativo y comprometido. Características perfectas para Pablo, que ha sabido aprovechar su oportunidad y se ha ganado a Nuno, a la afición y, probablemente, su renovación. Con el nuevo proyecto Lim, no todo van a ser grandes fichajes de relumbrón y gente como Pablo «la pulga» Piatti van a resultar imprescindibles.